Blogstilina te desea una ¡FELIZ NAVIDAD!
Blogstilina
Un blog donde encontrarás animales, superhéroes, personajes históricos, de ficción, peliculas y mucho más... eso sí, hechos de plastilina.
martes, 26 de diciembre de 2017
sábado, 29 de julio de 2017
UN
RETRATO IMPOSIBLE
Claro, que
meter en una habitación juntos a los cuatro protagonistas de nuestro post de
hoy, y tenerlos juntos horas y horas para hacerse un retrato, hubiera sido poco menos que un ejercicio de
temeridad y ganas de complicarse la vida, pues el pintor que hubiera tenido el
valor de pintar a estos cuatro juntos, hubiera visto cuchillos volar por la
estancia, arriesgándose a que alguno de ellos terminara por alcanzarle.
Pero
perdona, porque todavía no te he dicho de quien estamos hablando. Nuestro post
de hoy está dedicado a Miguel de Cervantes, Félix Lope de Vega, Luis de
Góngora y Argote y Francisco de Quevedo y Villegas, cuatro de los culpables
de que a nuestro siglo XVII se le
conozca con el sobrenombre de “El Siglo de Oro”.
En aquella
época, era muy común las rencillas literarias entre los poetas y escritores del
momento, y fueron muy sonadas las rivalidades Quevedo-Góngora, por un lado, y
Cervantes-Lope, por el otro.
Cervantes
y Lope fueron en un principio amigos. Vecinos del mismo barrio, frecuentaban
las mismas tertulias, e incluso, mutuamente se admiraban. Lope era toda una
estrella en su tiempo, el autor de moda al que todos admiraban, que estrenaba
con gran éxito sus obras en las tablas, conocedor de lo que el público quería.
Era, en definitiva, un triunfador. Por el contrario, La vida de Cervantes era
totalmente distinta: no tenía ese reconocimiento como autor, apenas salía
adelante económicamente, se veía
frustrado como dramaturgo pues sus obras, de un estilo muy alejado del de Lope,
no despertaban el mismo interés, y por tanto le costaba poder estrenarlas.
¡Qué serios están todos...! |
Era
cuestión de tiempo que sentimientos tan humanos (y tan hispanos) como la envidia,
la vanidad afloraran, y fue en 1602, según algunos autores, cuando la
admiración y amistad se truncaron en enemistad y rencillas... y no se sabe muy
bien por qué. A partir de ahí, los dardos, en forma de palabras, iban en ambas
direcciones. Cervantes en su Quijote se despachó a gusto contra Lope
(sin mencionarlo, obviamente) y su forma de hacer teatro, mientras Lope decía
de Cervantes “De poetas,
muchos están en ciernes para el año que viene; pero ninguno hay tan malo como
Cervantes ni tan necio que alabe a Don Quijote”. Necesitaríamos mucho tiempo para ver las lindezas que uno y otro
se dedicaban, y al fin y al cabo, este blog va sobre plastilina, así que paso a
la siguiente rivalidad.
Góngora
y Quevedo nunca fueron amigos. Aquí ni admiración previa, ni gaitas. Dos
concepciones del arte de escribir (el culteranismo de Góngora versus el conceptismo
de Quevedo), dos visiones distintas que llevaron las disputas literarias al
terreno personal y al insulto. Todos hemos leído o escuchado el famoso “Érase
un hombre a una nariz pegado, érase una nariz superlativa (…) que Quevedo
le dedicó a Góngora, quien ciertamente tenía una gran nariz, y que Quevedo
aprovechó para acusarle veladamente de judío (algo tremendo para la
hipercatólica españolidad de la época), ya que según se decía era un atributo
propio de la raza judía. Por su lado, Góngora, además de contestarle en su
culterano estilo, se refería a Quevedo como Francisco de Quebebo, dada
la afición del autor madrileño a las tabernas. Igualmente necesitaríamos más
tiempo y espacio para desgranar las pullas y lindezas que se dedicaron
mutuamente estos dos genios de las letras.
Con
estos antecedentes...¿te imaginas a estos cuatro juntos en una habitación?
Blogstilina sí, y por eso te presento este retrato imposible.
Una vez más, gracias por visitar este blog, y por favor, deja un comentario.
¡Hasta la próxima!
miércoles, 19 de abril de 2017
LAS MENINAS (II)
La infanta iba acompañada de sus meninas, palabra de origen portugués, y que hace alusión a las doncellas, de origen noble, que servían de damas de compañía de las infantas hasta que alcanzaban la mayoría de edad. Las dos meninas que acompañan a la infanta en el cuadro son, a nuestra izquierda, María Agustina Sarmiento de Sotomayor, y a nuestra derecha, Isabel de Velasco.
Segunda entrada dedicada a Las Meninas (y última). En esta ocasión, quiero mostrarte a los personajes más de cerca, fuera de su posición en el cuadro, para de esta manera apreciarlos mejor sin el encorsetamiento de su ubicación en el cuadro.
Así, a la derecha podemos ver a don Diego Rodríguez de Silva y Velázquez, que ha tenido la gentileza de posar para nosotros unos minutos antes de ponerse manos a la obra (de arte). Pincel en mano, y con la paleta de colores, el genio sevillano nos dedica unos segundos, con su gesto serio, propio de un genio concentrado en la que va a ser su obra cumbre.
Dejémosle con sus quehaceres...
La infanta Margarita, a quien tenemos en la foto de la izquierda, contaba con cinco años de edad cuando posó para Velázquez para el cuadro de Las Meninas. El pintor la retrató en numerosas ocasiones, ya que estaba desde niña comprometida con su tío materno, y algunos de esos cuadros se le enviaban para que viera el aspecto de su prometida (vamos, un Instagram a lo siglo XVII).
No, la señora que tenemos a la derecha no es una monja, aunque tenga el aspecto de una de ellas. Doña Marcela de Ulloa, viste en el cuadro ropas de viuda de la época, lo que puede llevar a un espectador actual a confusión.
Doña Marcela se encargaba del cuidado y vigilancia de las doncellas que acompañaban a la infanta, o sea, que estaba pendiente de lo que hacían María Agustina e Isabel, y por lo que se desprende del cuadro, no las dejaba ni a sol ni a sombra.
En cuanto al caballero que la acompaña, no he podido saber quien era; si pusiéramos los nombres de los personajes como al final de las películas, en los títulos de crédito, este caballero aparecería como Guardadamas 1, ya que ése es el oficio que parece ser que tenía este señor.
Entre doña Marcela y el guardadamas, María Agustina e Isabel lo tenían crudo para hacer piardas. Pobrecitas...
Sabido es que en la Corte española era frecuente la presencia de personas aquejadas de enanismo, los cuales estaban al servicio de palacio. Algunas de estas personas, que oficiaban como bufones, fueron magistralmente retratadas por Velázquez. A la derecha tenemos a Mari Bárbola (María Bárbara Asquín), de origen alemán, que entró al servicio de palacio a la muerte de la condesa a la que servía.
A su lado, y fastidiando al mastín que dormita tranquilamente (al menos hasta ese momento) tenemos al pillo de Nicolasito Pertusato (genial el nombre, no me lo negarás), enano de origen noble (del Ducado de Milán), y que llegó a ser ayuda de cámara del rey. Murió a los setenta y cinco años.Larga vida para un cuerpo pequeño.
Del perro no sabemos su nombre, sólo se sabe que pasó su vida huyendo de Nicolasito Pertusato (bueno, esto no es muy riguroso, históricamente hablando).
Por último (y nunca mejor dicho, pues el personaje en cuestión está a lo lejos), el hombre que parece que va a acceder a la habitación donde tienen lugar los hechos, sombrero en mano, es José Nieto Velázquez, aposentador de la reina.
Bueno, pues hasta aquí los dos posts dedicados a Las Meninas de Velázquez. Espero que te hayan gustado, que te haya abierto la curiosidad por volver a contemplar alguna foto de este genial cuadro, y espero también haberte acercado un poco a un pedazo de nuestra Historia. Si Marty McFly y Doc tenían el condensador de fluzo para regresar al futuro, yo te ofrezco plastilina para viajar al pasado...
¡Hasta pronto!
viernes, 17 de marzo de 2017
LAS MENINAS (I)
Te propongo un viaje en el tiempo. Como ya adelanté en la entrada anterior, te invito a que me acompañes al siglo XVII. Concretamente nos vamos a Madrid, Villa y Corte, capital de un Imperio, desde donde se regían los designios de medio planeta. Acompáñame al Real Alcázar, sede del poder de los Austrias, desde donde un envejecido rey gobernaba su Imperio que inexorablemente perdía su hegemonía. Pero no vamos a entrar a la estancia desde donde Felipe IV manejaba los asuntos de Estado, sino que nos vamos a colar en una amplia habitación, donde el pintor de Cámara está acometiendo un trabajo para su rey y señor. Naturalmente, hablamos de Diego Rodríguez de Silva y Velázquez, y del cuadro de Las Meninas.
Originalmente conocido como La familia de Felipe IV, el cuadro de Las Meninas fue acabado en 1656, cuatro años antes de la muerte del genial pintor sevillano, constituyendo su obra cumbre. No existe un consenso sobre qué escena recoge el cuadro. ¿Estaba Velázquez pintando un retrato de los reyes bajo la mirada de la infanta Margarita acompaña de sus meninas? ¿O la infanta estaba viendo a Velázquez trabajar, y en ese momento los reyes entran en la estancia y todos les dirigen sus miradas?
A la hora de hacer la obra en plastilina, me he imaginado la escena como sigue: Velázquez está pintando a los reyes, y en eso que entra la hija de éstos, la infanta Margarita, acompañada de su séquito (meninas, enanos, guardadamas, y hasta el perro) interrumpiendo el momento de tranquilidad entre el pintor y sus modelos. Vamos, lo normal en una niña de 5 años, sólo que más escandaloso, teniendo en cuenta la parafernalia que rodeaba a una infanta de España.
Mi interpretación en plastilina del cuadro ha quedado así:
Algunos detalles:
Arriba la misma foto de la obra en plastilina, pero con más luz, sin aplicarle los filtros que le he puesto para asemejarse a la luz del cuadro original. Aquí se puede apreciar mejor los detalles. Como puedes ver, este trabajo no sólo es de plastilina, sino que también he recreado la estancia a base de corcho, cartulina y madera para la moldura del techo y los marcos de los cuadros. La estancia donde se desarrolla la escena de Las Meninas es el Cuarto del Príncipe, del Real Alcázar de Madrid. Este palacio fue destruido por un incendio en el año 1734 y en su lugar ser erigió el Palacio Real que actualmente podemos visitar; gracias a este cuadro, tenemos testimonio de un pedazo de ese edificio.
Veamos mejor la estancia, antes de que entraran los personajes a escena:
Lo dicho: cartulina sobre corcho y madera. Ah, las lámparas sí son de plastilina.
Bueno, hasta aquí Las Meninas de plastilina. En unos días publicaré otra entrada dedicada a esta obra, donde hablaré un poquito de los personajes, a los cuales podremos ver posando y con un poco más de detalle.
Si te ha gustado, espero que me visites de nuevo, y dejes tu comentario.
¡Hasta pronto!
Originalmente conocido como La familia de Felipe IV, el cuadro de Las Meninas fue acabado en 1656, cuatro años antes de la muerte del genial pintor sevillano, constituyendo su obra cumbre. No existe un consenso sobre qué escena recoge el cuadro. ¿Estaba Velázquez pintando un retrato de los reyes bajo la mirada de la infanta Margarita acompaña de sus meninas? ¿O la infanta estaba viendo a Velázquez trabajar, y en ese momento los reyes entran en la estancia y todos les dirigen sus miradas?
A la hora de hacer la obra en plastilina, me he imaginado la escena como sigue: Velázquez está pintando a los reyes, y en eso que entra la hija de éstos, la infanta Margarita, acompañada de su séquito (meninas, enanos, guardadamas, y hasta el perro) interrumpiendo el momento de tranquilidad entre el pintor y sus modelos. Vamos, lo normal en una niña de 5 años, sólo que más escandaloso, teniendo en cuenta la parafernalia que rodeaba a una infanta de España.
Mi interpretación en plastilina del cuadro ha quedado así:
Algunos detalles:
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Arriba la misma foto de la obra en plastilina, pero con más luz, sin aplicarle los filtros que le he puesto para asemejarse a la luz del cuadro original. Aquí se puede apreciar mejor los detalles. Como puedes ver, este trabajo no sólo es de plastilina, sino que también he recreado la estancia a base de corcho, cartulina y madera para la moldura del techo y los marcos de los cuadros. La estancia donde se desarrolla la escena de Las Meninas es el Cuarto del Príncipe, del Real Alcázar de Madrid. Este palacio fue destruido por un incendio en el año 1734 y en su lugar ser erigió el Palacio Real que actualmente podemos visitar; gracias a este cuadro, tenemos testimonio de un pedazo de ese edificio.
Veamos mejor la estancia, antes de que entraran los personajes a escena:
Lo dicho: cartulina sobre corcho y madera. Ah, las lámparas sí son de plastilina.
Una vista del decorado |
Por detrás del escenario. El personaje del fondo del cuadro lo puse más allá del decorado, para que diera sensación de profundidad. |
Si te ha gustado, espero que me visites de nuevo, y dejes tu comentario.
¡Hasta pronto!
miércoles, 15 de febrero de 2017
Freddie y Ana
Una vez terminado Freddie, le tocó el turno a Ana. No sabía bien que indumentaria ponerle, así que para no complicarme, decidí ponerle unos vaqueros y una camiseta de I love Queen, para lo cual le hice el corazón y las letras en blanco con plastilina.
Verano de 2016. Mi sobrina Alejandra me llama y me dice que le están preparando una fiesta de cumpleaños a su hermana mayor, mi sobrina Ana, que cumple 30 años. Entre las cosas que se le han ocurrido, hay una para la que pide mi ayuda. Le digo que por supuesto cuente conmigo para lo que quiera, y me plantea que para la tarta, junto a las velas, quiere poner un muñeco de Freddie Mercury, ya que a Ana le gusta mucho Queen. Ha buscado en internet, pero no ha encontrado nada para comprar que le haya gustado, y se le había ocurrido que si no era mucha molestia, si no me suponía mucho, si tenía tiempo...que si podía hacerla yo. Por supuesto que le dije que sí, y que contara conmigo.
Pero Freddie no iba a estar solo en la tarta, porque a continuación Alejandra me contó que cuando las dos estaban en Madrid, estudiando, era como una tradición que los fines de semana, antes de salir, se ponían música de Queen para ambientarse, y que Ana siempre hacía de Freddie, sustituyendo el micrófono por una escoba (vamos, que levante la mano el que no haya cogido alguna vez la escoba de casa y se haya marcado el "numerito" de estrella del rock. ¿Alguien? ¿Nadie? Continuemos).
Así que me puse a buscar fotografías de Freddie en internet y le pedí a Alejandra que me enviara fotos de Ana. Manos a la obra, pues.
Primero empecé con Freddie. Al ver fotos, tuve claro que iba a hacerlo vestido con su mítica indumentaria del concierto de Wembley en el año 1986: chaqueta amarilla, pantalones de chándal con listas rojas y amarillas y zapatillas de deporte. Aunque me saliera un churro, sería fácil identificarlo así. Hay que tener en cuenta que este encargo tenía algo de especial: primero, era un regalo para mi sobrina, y segundo, cuando lo recibiera, iba a estar acompañada de su padres, hermana, novio, tíos y tías, primos, etc., es decir, Freddie y Ana de plastilina iban a ser presentados en sociedad. Por lo menos, con esa indumentaria y el bigote, estaba seguro que todos iban a reconocerlo.
Los rasgos de la cara de Farrokh Bulsara (que es como se llamaba realmente Freddie Mercury) son muy marcados, y aparte del bigote, su generosa dentadura es otro rasgo que lo define muy bien (como ves, le he puesto a la figura unos buenos dientes).
La postura de él con el puño en alto, con la otra mano cogiendo el micro y de pie con las piernas abiertas también está en el imaginario de todo aquél que ama la música de Queen. Por eso cogí como referencia una foto donde sale en esa posición.
Y aquí está de cuerpo entero

Ana es mucho más guapa de lo que se puede intuir por la figura, créeme, pero cuando planteé las figuras, lo hice con la intención de hacer las figuras sin llegar a la caricatura, por una lado, y sin buscar el realismo por otro. Se trataba de "coger el aire" de los protagonistas. Como he comentado arriba, con Freddie es más fácil, dada su peculiar fisonomía. Con un rostro femenino, con menos ángulos, rasgos menos marcados, me resulta más complicado.
Por último, Freddie y Ana juntos:
Bueno, aquí finalizo mi entrada de hoy. Como siempre, te pido que tanto si te ha gustado como si no, haz un comentario, y cuéntame qué te ha parecido.
En la próxima entrada dejaremos el mundo de la música pop-rock de las últimas décadas para hacer un viaje al siglo XVII.
¡Espero que acudas a la cita!
domingo, 8 de enero de 2017
UN AÑO SIN BOWIE


Hoy, 8 de enero, David Bowie hubiera cumplido 70 años. Sin embargo, dentro de dos días, el próximo día 10 de enero se cumple un año de su muerte. Como homenaje, la semana pasada hice este busto del Duque Blanco, copiado de la portada del LP Aladdin Sane. Se trata sin duda de una de sus imágenes más icónicas, con ese rayo azul y blanco atravesándole la cara.
Lo empecé y lo acabé la misma tarde. Algo raro en mí, porque entre que no tengo mucho tiempo, y soy bastante lento trabajando, suelo tardar varios días en cualquier figura que haga. Sin embargo, esa tarde no paré hasta terminarla, incluso con el acabado de la pintura. No estoy enteramente satisfecho con el resultado, tendría que haberle dedicado más tiempo. Lo hice escuchando la música de Bowie, y sentía una vehemencia por acabarlo, pues la fecha de su aniversario se acercaba, y quería una entrada en mi blog dedicada a este artista que aterrizó en la cultura popular como un extraterrestre andrógino, y que finalizó sus días como un hombre familiar al que le venció una enfermedad que no le impidió despedirse del mundo -y de sus admiradores- de una forma artística y genial, como lo fue toda su vida.
Poco se puede decir de David Bowie que no se haya dicho ya. Si digo que ha sido un artista rompedor, original, camaleónico, genial, no estoy diciendo nada nuevo. Lo que sí puedo aportar es lo que su música ha supuesto para mí. Lo descubrí en los 80, con el album Let's Dance, seguí su música de los años posteriores, descubrí los históricos álbumes de los 70, y he seguido disfrutando de su música hasta su último fantástico álbum, Black Star.
Sólo se que no me canso de escucharlo, que en sus discos hay tantos sonidos, matices, tendencias, que siempre hay un Bowie por descubrir y disfrutar. Y pienso seguir haciéndolo.
El pasado año 2016 fue un año nefasto para el mundo de la música, un año que quitó de este mundo a grandes artistas, como Prince, George Michael, Leonard Cohen y Bowie... Pero lo que no nos ha podido quitar es su música, sus voces, y lo que nos trasmiten cada vez que los escuchamos... Como todos y todas las artistas, ellos serán inmortales a través de su legado. Bendito legado.
lunes, 2 de enero de 2017
YA VIENEN LOS REYES MAGOS...
Llegó la Navidad, y a estas alturas, ya hemos celebrado la Nochebuena y la Nochevieja. Después de días de encuentros, comidas, risas y recuerdos para los que ya no están, aún nos queda la visita más esperada por niños y también por mayores: Los Reyes Magos.
Los niños hace días que echaron en el buzón sus cartas, y desde entonces se notan los nervios, pensando si les van a traer aquello que con tanta ilusión han pedido a Sus Majestades. Ya quedan pocos días para la llegada de los Magos de Oriente, para que nos deslumbren con sus cabalgatas, y nos endulcen con los caramelos que arrojan por las calles repletas, como aperitivo de los regalos que dejarán en las casas en la noche más mágica del año.
En la escena de plastilina que aquí presento, he querido recoger ese momento que nadie ha podido ver nunca, que es el momento en que los Reyes Magos entran en la casa de cualquiera de nosotros, y sin que nos demos cuenta, dejan los regalos. Yo quiero imaginarme que cuando vienen, una vez dejados los regalos junto a los zapatos, y antes de salir hacia otra casa, se asoman en los dormitorios de los niños, a los que ya conocen a través de las cartas que cada año les escriben, y les dedican una sonrisa pensando en las caras que pondrán cuando se levanten por la mañana.
Por eso, he recreado la escena que recoge justo el momento en que ya, dejados los regalos, Gaspar ha salido por la puerta, mientras que Melchor acaricia el pelo de la niña, Baltasar se ocupa de que el gato curioso que los ha pillado, no maúlle ni haga ningún ruido.
Para hacer la niña me inspiré en mi hija Marina, y algunos de los objetos que veis en el dormitorio están inspirados en sus juguetes. Las cortinas, fueron hechas por mi mujer Loles, que siempre está dispuesta a ayudarme cuando algún elemento de costura incluyo en la escena.
Esta próxima noche de Reyes, volveré a intentar quedarme despierto, pero si no lo consigo, volveré a mirar esta escena y me diré "seguro que ha sido muy parecido a esto".
¿Qué opinas tú?
P.D. Aquí dejo también una postal navideña que hice hace un par de años, donde salen mis hijos, Marina y Jose, junto con nuestro perro Gulliver, jugando en la nieve con dos simpáticos muñecos de nieve...
¡FELIZ AÑO NUEVO!
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