miércoles, 19 de abril de 2017

LAS MENINAS (II)



Segunda entrada dedicada a Las Meninas (y última). En esta ocasión, quiero mostrarte a los personajes más de cerca, fuera de su posición en el cuadro, para de esta manera apreciarlos mejor sin el encorsetamiento de su ubicación en el cuadro.

Así, a la derecha podemos ver a don Diego Rodríguez de Silva y Velázquez, que ha tenido la gentileza de posar para nosotros unos minutos antes de ponerse manos a la obra (de arte). Pincel en mano, y con la paleta de colores, el genio sevillano nos dedica unos segundos, con su gesto serio, propio de un genio concentrado en la que va a ser su obra cumbre.

Dejémosle con sus quehaceres...






La infanta Margarita, a quien tenemos en la foto de la izquierda, contaba con cinco años de edad cuando posó para Velázquez para el cuadro de Las Meninas. El pintor la retrató en numerosas ocasiones, ya que estaba desde niña comprometida con su tío materno, y algunos de esos cuadros se le enviaban para que viera el aspecto de su prometida (vamos, un Instagram a lo siglo XVII).

La infanta iba acompañada de sus meninas, palabra de origen portugués, y que hace alusión a las doncellas, de origen noble, que servían de damas de compañía de las infantas hasta que alcanzaban la mayoría de edad. Las dos meninas que acompañan a la infanta en el cuadro son, a nuestra izquierda, María Agustina Sarmiento de Sotomayor, y a nuestra derecha, Isabel de Velasco.


No, la señora que tenemos a la derecha no es una monja, aunque tenga el aspecto de una de ellas. Doña Marcela de Ulloa, viste en el cuadro ropas de viuda de la época, lo que puede llevar a un espectador actual a confusión. 

Doña Marcela se encargaba del cuidado y vigilancia de las doncellas que acompañaban a la infanta, o sea, que estaba pendiente de  lo que hacían María Agustina e Isabel, y por lo que se desprende del cuadro, no las dejaba ni a sol ni a sombra.

En cuanto al caballero que la acompaña, no he podido saber quien era; si pusiéramos los nombres de los personajes como al final de las películas, en los títulos de crédito, este caballero aparecería como Guardadamas 1, ya que ése es el oficio que parece ser que tenía este señor. 
Entre doña Marcela y el guardadamas, María Agustina e Isabel lo tenían crudo para hacer piardas. Pobrecitas...

Sabido es que en la Corte española era frecuente la presencia de personas aquejadas de enanismo, los cuales estaban al servicio de palacio. Algunas de estas personas, que oficiaban como bufones, fueron magistralmente retratadas por Velázquez. A la derecha tenemos a Mari Bárbola (María Bárbara Asquín), de origen alemán, que entró al servicio de palacio a la muerte de la condesa a la que servía. 

A su lado, y fastidiando al mastín que dormita tranquilamente (al menos hasta ese momento) tenemos al pillo de Nicolasito Pertusato (genial el nombre, no me lo negarás), enano de origen noble (del Ducado de Milán), y que llegó a ser ayuda de cámara del rey. Murió a los setenta y cinco años.Larga vida para un cuerpo pequeño.

Del perro no sabemos su nombre, sólo se sabe que pasó su vida huyendo de Nicolasito Pertusato (bueno, esto no es muy riguroso, históricamente hablando).


Por último (y nunca mejor dicho, pues el personaje en cuestión está a lo lejos), el hombre que parece que va a acceder a la habitación donde tienen lugar los hechos, sombrero en mano, es José Nieto Velázquez, aposentador de la reina.

Bueno, pues hasta aquí los dos posts dedicados a Las Meninas de Velázquez. Espero que te hayan gustado, que te haya abierto la curiosidad por volver a contemplar alguna foto de este genial cuadro, y espero también haberte acercado un poco a un pedazo de nuestra Historia. Si Marty McFly y Doc tenían el condensador de fluzo para regresar al futuro, yo te ofrezco plastilina para viajar al pasado...

¡Hasta pronto!

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